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¿Qué sucederá con nuestro planeta en el fin del mundo? ¿Desaparecerá? ¿Qué sucederá después? ¿Dónde vamos a vivir? ¿En el cielo o en la tierra? ¿Cuándo será el juicio y qué va a pasar con los malos? ¿Sufrirán algún castigo? 

Un recuerdo gráfico de las plagas bíblicas que azotaron a Egipto apareció de repente el lunes en Indonesia, cuando el río Bah Bolon, una fuente de agua vivificante para riego y bebida, se volvió brillantemente rojo sangre.

 

El río, lleno de vida, se ahogaba con peces muertos. Curiosamente, el Bah Bolon es conocido por los lugareños como "Bathhouse del rey".

 

El río serpentea por la ciudad de Pematangsiantar antes de fluir a través de la aldea periférica donde la gente construye sus casas directamente en sus orillas. El río es su vida y su medio de vida, ya que los regadíos de sus campos, ofrece peces, y es un sitio turístico popular para el rafting. Los residentes construyen las piscinas en los bordes del río en el cual para coger pescados. El cambio repentino, mortal en el río ha convertido su existencia idílica en un infierno vivo.

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Esta es otra de las Señales que anuncian el inminente retorno de Jesús:

Mateo 24.29-35,42-44; Marcos 13.24-37; lucas 21:25-28

Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.  Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.  Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.

 

El Tsunami también fue predicho por la Palabra de Dios (Biblia).

 

Jeremias 47:2  Así ha dicho Jehová: He aquí que suben aguas del norte, y se harán torrente; inundarán la tierra y su plenitud, la ciudad y los moradores de ella; y los hombres clamarán, y lamentará todo morador de la tierra.

Aún es tiempo de gracia o sea, aún hay oportunidad de salvación. En Apocalipsis se presenta para hoy el mensaje de los tres ángeles. "Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas" Apocalipsis 14:6-7.

PRONTO SE CERRARÁ LA PUERTA DE GRACIA.

La última oportunidad habrá terminado, y Cristo dejará de interceder por el hombre. Después de la terminación del tiempo de gracia, vendrán las

SIETE POSTRERAS PLAGAS.

(Apocalipsis 15:1 y Capítulo 16) Serán peores que las 10 que hubo en el antiguo Egipto. "En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro." Daniel 12:1.

El Mar se tragará, New York, Miami y New Orleans

El océano inundará un sin fín de ciudades costeras de Estados Unidos, entre ellas grandes urbes como Nueva York, Miami y Nueva Orleans. Es un escenario apocalíptico de cuyo pronóstico la ciencia no duda lo más mínimo. La única incógnita es conocer el momento en el que el mar, literalmente, se las tragará. 

El aumento del nivel del mar no perdona. Esa lección forma parte del abc de la ciencia del cambio climático pero, como siempre, hacer predicciones a medio plazo y establecer fechas es muy complicado. 

Un medio plazo a nuestros ojos, lógicamente, pues medido en tiempo geológico varias décadas o siglos son un mero suspiro. ¿Serán años, décadas, siglos? La incertidumbre que conlleva el avance del cambio climático, cuya evolución depende de las medidas que se tomen o dejen de tomar, no permite afinar tanto. 

Eso sí, frente a estudios anteriores, los plazos previstos son infinitamente más cortos. Mientras un estudio de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, publicado en National Geographic prevé que las ciudades costeras de medio mundo desaparezcan en 5.000 años, este estudio habla de “siglos”. 

Si el mar sigue creciendo al ritmo actual, muchas ciudades quedarán borradas del mapa. Ahora, solo falta saber cuándo, concluye la investigación, publicada en la revista Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Aquellos 5.000 años partían de la inexistencia de hielo, ya derretido, pero en este trabajo la catástrofe sobrevendría sin necesidad de que ello ocurriese. Esta vez, los científicos nos advierten que si no hacemos nada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en especial la quema de combustibles fósiles, las consecuencias serán más tempranas.

 

“A finales de siglo el planeta se enfrentará a una subida del nivel del mar entre 4,3 y 9,9 metros”, apunta Ben Strauss, principal autor del estudio y vicepresidente de la ONG Climate Central. Ya se sabe que va a ocurrir, la pregunta es cuándo. 

Algo de esto podría suceder tan rápido como en el próximo siglo (…), pero también podría tomar muchos siglos. Es cómo pensar en un montón de hielo en una habitación caliente. Ya sabes que se va a derretir, pero es más difícil saber cómo de rápido lo va a hacer.

Nueva York

Que la Gran Manzana va a acabar sepultada bajo las aguas no es algo nuevo. Los eventos extremos que ya azotan a esta megalópolis, una de las urbes más cosmopolitas del planeta, son solo un aperitivo de lo que le espera. De hecho, no es casualidad que la ciudad planee construir diques por doquier. 

Sin embargo, su destino es irremediable. Si bien algunas ciudades pueden salvarse, “para otras ya es demasiado tarde”, afirma el estudio. Y entre ellas, está la flamante Nueva York. Como muy pronto, la ciudad podría ser inhabitable para 2085, concluye.

Miami

La moderna e idílica Miami, en el estado de Florida, también está sentenciada. De acuerdo con el trabajo, su punto débil es su baja altura. Sobre todo, preocupa a los científicos la dificultad de crear diques capaces de contener la furia de las aguas, debido a que la ciudad se asienta sobre piedra caliza porosa.

Nueva Orleans

Si el panorama es dramático para Miami, en Nueva Orleans no tienen motivos de contento, precisamente. Según los científicos, la ciudad más populosa del estado de Luisiana y principal puerto del Misisipi tampoco podrá evitar la inundación. Mientras el jazz calienta la atmósfera de fondo, el cambio climático va haciendo lo propio. 


El mar se tragará la legendaria ciudad, luces de neón incluidas. Simplemente, está más allá de su punto de no retorno y por mucho que se intente evitar, será en vano. Eso sí, una significativa reducción de emisiones podría suavizar el impacto y retrasar los efectos en ésta y otras ciudades que están en la lista negra. 

 

Reducir las emisiones alargará el plazo

El estudio pretende concienciar sobre las amenazas que se ciernen sobre las zonas costeras a consecuencia del aumento de las temperaturas y, por lo tanto, también del nivel del mar por el deshielo. “Queremos mostrar las consecuencias de nuestras elecciones respecto a las emisiones de carbono”, dice Strauss.

Hacer reducciones de carbono extremas y utilizar energías renovables podría salvar a millones de personas que viven en las zonas costeras, señala la investigación, en la que colaboró James Hansen, un científico de la NASA especialista en el cambio climático.

Solo en Estados Unidos, el estudio calcula que la desaparición de estas ciudades afectará a más de 20 millones de habitantes, pero los damnificados en todo el mundo por este mismo motivo multiplican esta cifra de un modo alarmante. Sobre todo, porque la gran mayoría no tienen ni de lejos el nivel económico de la gran USA. 

¿La solución? Conseguir que el reloj no marque las horas. A falta de eso, los 20 millones de kilómetros cúbicos de hielo que alberga la Tierra se afanarán en derretirse, y, visto lo visto (las emisiones siguen a toda máquina), no lo harán a ritmo suave, sino mucho más rápido. 

Será entonces cuando caminaremos hacia un planeta sin hielo. Retrocederemos, entonces sí, rendidos a la evidencia, empujados por las aguas. Ya siempre tierra adentro, protegiéndonos a duras penas de eventos extremos, soportando temperaturas casi casi incompatibles con la vida. A punto de enloquecer…

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